El hotel tiene un jardín encantador perfecto para relajarse tras un día de senderismo. Es un buen lugar para leer o disfrutar de un café.

tranquilidad y limpieza excepcionales

La habitación era amplia y muy cómoda, perfecta para descansar después de un día de exploración. Además, las vistas al campo eran impresionantes y el silencio nocturno ayudó a que mi sueño fuera reparador.

El acceso al hotel puede ser algo complicado si no tienes coche.

habitaciones amplias, limpieza impecable, vistas al campo

El acceso al hotel puede ser complicado si no tienes coche en lugar de caminar 10 minutos al centro!!! Quizás debería haber más señalización para encontrar los caminos adecuados. El ruido de la calle puede ser molestoso por las noches!!!

Habitaciones amplias y muy limpias.

La verdad es que la falta del servicio de restaurante fue un gran inconveniente. Esperábamos una buena experiencia gastronómica, pero tuvimos que salir a comer y cenar fuera del hotel. Además, el desayuno no fue lo que se esperaba, ya que el servicio estuvo algo lento y eso hizo que empezáramos el día con mal pie.

Estuve en Montero y me impresionó la comida. Pedí unas croquetas caseras que estaban deliciosas. La atención de Ángela fue extraordinaria, me sentí como en casa. La habitación era amplia y muy limpia. La única pega fue que el restaurante no estaba abierto, así que tuvimos que comer fuera.

El hotel Montero tiene un ambiente acogedor y un jardín encantador. La atención del personal es excepcional, siempre preocupados por nuestra comodidad.

La señal de wifi podría mejorar 📶.

Recomendado para grupos de moteros

El personal fue increíble, sobre todo porque nos dejaron guardar nuestras motos en un patio privado. Además, se tomaron la molestia de enviarme el cargador de móvil que olvidé, lo cual fue muy amable.

No fue barato, pero aún así fue aceptable.

Habitación amplia y limpia, con vistas agradables. El acceso puede ser complicado si no tienes coche. tiene un área de juegos para niños, excelente para familias.

excelente desayuno con croasanes y napolitanas deliciosas. el servicio es algo lento.

La habitación era muy espaciosa y cómoda, ideal para descansar después de un largo día explorando Mondoñedo. Me encantó la amabilidad del personal, siempre dispuestos a ayudar y muy atentos a nuestras necesidades. Además, el hotel tiene un entorno tranquilo, con vistas al campo que realmente contribuyen a la relajación. la limpieza del lugar fue impecable, lo que siempre es un plus.

El restaurante no estaba abierto durante nuestra estancia, lo que fue un inconveniente para nosotros, ya que esperábamos disfrutar de una buena comida sin tener que salir.

El personal fue muy amable, nos dieron de comer al llegar y todo estaba muy rico. Las habitaciones son espaciosas y limpias. Hay un jardín que es agradable para relajarse. Me gustó que estaba cerca del camino, muy conveniente para mi ruta. Una experiencia grata.

No encontré nada que me desagradara.

Las habitaciones son amplias y limpias, ideales para descansar después de un día de excursiones. La amabilidad del personal es destacable, atendieron nuestras necesidades con prontitud. Sin embargo, el acceso al lugar puede ser complicado si no tienes coche, y la conexión WiFi es deficiente, dificultando un poco la planificación de actividades. Además, el menú del restaurante no tiene muchas opciones que atraigan, lo que puede decepcionar a quienes buscan variedad.

vuelvo fijo

La habitación era espaciosa y cómoda, con un baño privado perfecto. Tenía un televisor de pantalla plana y un salón. Todo estaba limpio y bien cuidado. Las vistas al jardín y a la montaña eran increíbles. Además, la ubicación es genial, a solo unos pasos del centro. Ideal para descansar después de un día explorando.

Estuvimos en una habitación doble y la verdad, era bastante cómoda y espaciosa. Todo muy limpio y los colchones estaban súper bien para descansar después de caminar. Las vistas al campo eran geniales, y por la noche se escuchaba un silencio total. había un pequeño salón, aunque el baño era un poco reducido, estaba bien equipado.

La habitación era tan acogedora que me sentí como un rey en su castillo. Tenía un televisor de pantalla plana que parecía más grande que mi primera bicicleta, y el baño estaba impecable, como sacado de una revista de decoración. Además, la terraza ofrecía vistas que hicieron que mi café de la mañana supiera a gloria.

Faltaba el restaurante